sábado, 14 de noviembre de 2009

Carlos Chacin Dibujos en el espacio


Carlos Chacin (1974) es un joven artista colombiano, nacido en Santa Marta, pero más que colombiano, Chacin sé autodefine como caribeño, termino que le da una mayor universalidad a ese contexto donde ha desarrollado su producción plástica. El ser caribeño, no se debe únicamente al nacimiento fortuito en alguna parte de la cuenca del Caribe, es una posición filosófica frente a la vida que nos hace ver y sentir de una manera diferente, por que en el caribe se reúnen todas las razas y las culturas, que nos dan unas características híbridas que encontramos en cada uno de los signos y símbolos presentes en la obra de Chacin.

Después de iniciar su formación en Santa Marta, Chacin parte a cursar estudios en la Academia de Bellas Artes de San Alejandro en La Habana, Cuba. Experiencia que definirá su vida artística y sentara las bases de lo que es su obra actual. Inmerso en el contexto cubano, donde el debate filosófico y político es el pan de cada día, donde el mundo y la vida transcurren de una manera “diferente”, Chacin esta en el lugar y en el momento adecuado, en la isla están surgiendo y consolidándose una generación de artistas jóvenes que se insertaran rápidamente en el circuito internacional. Con una fuerte influencia del Arte Povera italiano estos artistas hacen del objeto encontrado el elemento más expresivo de su obra, pero que también sé referencia en el objeto construido, creando universos propios muy unidos a la realidad cubana y que tomara connotaciones de universalidad en este mundo cada día mas globalizado. En esta relación de camaradería con artistas como Alexis Leyva (Kcho), Tania Bruguera, Los Carpinteros y Javier Balmaceda, quien además ejerce como su tutor, Chacin madurará sus cuestionamientos plásticos para dar forma a su obra, caracterizándose por un oficio refinado en el dibujo y una fuerza contundente en la construcción de sus piezas escultóricas.

Para Chacin el dibujo es una agresión al papel, es intervenir con violencia un espacio vacío para definir en él sus propios símbolos. De esa confrontación entre el lápiz y el papel surgen iconos que pertenecen a ese contexto propio como el machete, instrumento que simboliza esa realidad de Banana Republic, pero que a la vez cuestiona y amenaza al espectador evocando y generando miedos y angustias, como sucede en la escultura Nube de la serie Presencia con que gana el Primer Premio del II Salón Internacional de Estudiantes de Artes Plásticas “Académica 98“ en La Habana. Del machete un símbolo local pasa al martillo como un icono más universal, el martillo es el símbolo del trabajo (construcción) pero su accionar, el golpe en sí, es también un símbolo de la violencia (destrucción), esta relación de ambivalencia entre construcción y destrucción convierte al martillo como símbolo en protagonista del universo de Chacin, es el instrumento con el cual la violencia te golpea.

Esta expresión se ratifica claramente en la serie llamada “Pesca Milagrosa”, este termino de uso de los grupos guerrilleros y tomado de la Biblia tiene connotaciones muy fuertes, es una amenaza a la libertad, es una referencia directa al secuestro donde el hombre pesca hombres. Chacin aborda esta temática tomando las llamadas “Pescas Milagrosas” que en palabras del artista no son pescas ni son milagrosas, sino una forma más de violencia que nos golpea, por eso él soporta las embarcaciones donde se hace la pesca en los martillos, es una pesca de costa seca que no se realiza en el agua sino en las carreteras, una nave cargada con un ataúd transporta la muerte y una caña va pescando a su paso todo lo que puede, para llenar ese ataúd insaciable que devora seres humanos de la misma manera que lo hace el conflicto que hoy vive nuestro país.

El artista escudriña en la violencia de nuestra realidad, signos que nos remiten a hechos que pueden tocar nuestra sensibilidad, llamando la atención de aquellos que aún se sienten por fuera de este conflicto y evocando memorias y recuerdos a quienes la violencia ha golpeado directamente. La obra obliga al espectador a tomar una posición frente a los hechos, a sentir la violencia ese golpe de martillo con mayor o menor intensidad. La violencia como cualquier manifestación del hombre se puede transformar y Chacin desde su perspectiva como artista, abstrae símbolos que son causas o efectos de la violencia, que define o dibuja de una manera estética en sus construcciones escultóricas, por que Chacin se define a sí mismo como dibujante: “dibujo en el espacio, con objetos tridimensionales”.

Los objetos que componen las esculturas de Carlos Chacin, sean encontrados o construidos, pasan por un proceso de decantación que parte desde el dibujo como experiencia primaria. Posteriormente el objeto encontrado se selecciona a través de un proceso metódico de recolección, el artista incorpora a la obra esos objetos de la cotidianidad que luego resignifica alterando sus valores. De otro lado el objeto construido, ha sido calculado y proyectado, lo que le permite al artista fusionar lo propio (construido), con lo ajeno (encontrado) para dar mas contundencia a la obra y sintetizar de manera clara y concreta un mensaje político.

La “Pesca Milagrosa” y las demás obras presentadas en esta exposición, el artista las ha desarrollado en Italia donde vive y trabaja bajo el auspicio de la Uffizzi Giovani de la Comune di Pratto, la experiencia de Europa le ha permitido a Chacin confrontar las diferentes visones desde culturas opuestas, mostrándonos su propia versión del conflicto colombiano nutrida de una visión mediatizada de la realidad que recibe a través de los medios de comunicación, que es confrontada con la realidad vivida a través de experiencias propias o ajenas de personas y familiares cercanos.

Estas propuestas plásticas nos obligan a reflexionar desde una posición estética sobre la validez política de nuestra problemática social. Chacin lo plantea mas concretamente cuando expresa que su obra a pesar de las apariencias no es violenta, la violencia la aportan los hechos y referentes sociales a la que ella alude.

Javier Mejía
Curador
Santa Marta, diciembre 10 de 2002

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